INESCOP avanza en el desarrollo de un demostrador de reciclado químico
En los próximo meses, INESCOP contará con un laboratorio de reciclado químico que permitirá la circularidad de residuos de la industria del calzado. Se trata de un nuevo espacio demostrador con tecnologías y procesos de reciclaje químico que permitirá recuperar sus componentes primarios para transformarlos en nuevos materiales y productos que se podrán reincorporar en la cadena de valor, disminuyendo la cantidad de residuos en vertedero y contribuyendo a la implementación de la economía circular en la industria del calzado. El nuevo espacio es fruto del proyecto QUIMICLATGE y cuenta con la financiación de la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo.
Reciclar más y mejor es el gran desafío al que se enfrenta en la actualidad el sector del calzado. INESCOP, que siempre se adelanta a las necesidades de la industria, trabaja en el desarrollo e implementación de nuevas formas de producir, transformar y gestionar recursos y residuos, con el fin de avanzar hacia un modelo económico más circular y de mayor eficiencia productiva. Y para ello, INESCOP, en el marco del proyecto QUIMICLATGE, trabaja en el desarrollo de un demostrador de tecnologías y procesos innovadores de reciclaje químico para la valorización de residuos procedentes del sector del calzado, con el fin de recuperar sus componentes primarios para transformarlos en nuevos materiales y productos mediante técnicas de craqueo químico y térmico. Estas tecnologías permitirán la reincorporación de los materiales en la cadena de valor, disminuyendo la cantidad de residuos en vertedero y contribuyendo a la implementación de la economía circular en la industria del calzado. De este modo, el centro tecnológico da un paso más allá al ya existente reciclaje mecánico.
La tasa de reciclaje en calzado no llega al 5 %
Se estima que España alcanzó, en 2021, una producción de 72 millones de pares de zapatos, alcanzando así el puesto 17 en el ranking mundial de fabricación. El de calzado es un sector importante e influyente, sobre todo en la Comunitat Valenciana, donde se encuentran un 66% de las empresas españolas fabricantes del calzado. Sin embargo, la tasa de reciclaje de este sector no llega ni al 5 %.
Y es que la industria del calzado emplea una gran variedad de materiales para la fabricación de los distintos tipos y diseños de zapatos. En general, se estima que se utilizan alrededor de 40 materiales diferentes en la fabricación de un solo zapato. Estos materiales pueden incluir: cuero y pieles, textiles sintéticos o orgánicos (poliéster, algodón, etc), espumas, cauchos, metales, polímeros, adhesivos, etc. Esta complejidad de los materiales que se utilizan en su fabricación dificulta el reciclaje y puede llevar a la generación de grandes cantidades de residuos.
Para poder hacer frente a esta problemáticas, INESCOP ha trabajado en varias líneas de investigación en las que apuesta por el reciclado del calzado completo y de sus componentes por separado, siendo la del reciclado químico la que se investiga en el marco del proyecto QUIMICLATGE, el cual cuenta con la financiación de la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo.
El reciclado químico abre nuevas posibilidades a la gestión de residuos plásticos
El reciclado químico no sustituye, sino que complementa al reciclado mecánico abriendo nuevas posibilidades de gestión de los residuos plásticos. Mediante esta técnica, se consigue descomponer los residuos, cambiando su estructura química, en materias primas secundarias que se utilizan como punto de partida para producir nuevos productos químicos y materiales circulares, los cuales presentan las mismas características que los obtenidos de fuentes vírgenes.
Se trata de una solución más respetuosa, en términos medioambientales, respecto a las estrategias convencionales (como es el reciclado mecánico empleado hasta la fecha), para recuperar los componentes primarios y transformarlos en nuevas materias primas. De este modo, se prolonga el tiempo de utilización de recursos en un mismo ciclo económico, reduciendo la generación de residuos no reutilizables, fomentando una economía más sostenible, eficiente en el uso de los recursos y, por tanto, más competitiva.